miércoles, 14 de noviembre de 2007

VIAJAR ACOMPAÑADO ES MAS AGRADABLE

Han pasado unos cuantos días, bastante difíciles por cierto, el maldito coche ha empezado a dar sus complicaciones antes de tiempo, tal es así que un día me saturó tanto que me lié la manta a la cabeza y en 17 horas y 1200 kilómetros me planté de nuevo en Paraguay dispuesto a deshacerme de él. No se si por suerte o por desgracia, eso se verá al final del viaje, topé con Pedro Torrent, español afincado en Asunción con un bonito taller, que tras ponerme el coche a punto me dio la confianza suficiente para continuar con este cacharro. Confianza que he vuelto a perder ya que tras las 15 horas de vuelta y dos días de uso el coche nos dejó tirados en el “culo del mundo”, llamado San Antonio de los Cobres. Digo esto porque está en un auténtico desierto al que se llega tras 120 kilómetros de pistas y donde el supuesto mecánico solo contaba con unos destornilladores y varias llaves. A día de hoy el coche a pasado por otros dos talleres, y ya van 7, pero bueno a duras penas y sobre todo minándonos muchas fuerzas, va tirando. De todas estas idas y venidas lo mejor es la curiosa galería de retratos que podría hacer sobre las personas que he “levantado de la ruta” (como dicen acá). De muchos no se ni sus nombres. Algunos resultaron habladores, con otros me entendí con dificultad. Yo hubiera querido enriquecerme con cada una de sus historias, aunque alguna de esas vidas me pareciera dura o gris (o mejor blanca). Es el caso de Esteban Cruz, aquí los llaman aborígenes (me parece que suena algo fuerte) o también indígenas, como él, oscuros de piel y pelo, siempre con una mueca que deforma su rostro, la de la bola de coca que aseguran da sentido a su día a día. Trabajaba durante la semana en el salar con dos compañeros, los fines de semana iba el patrón a buscarlos para que regresaran a San Antonio, pero ese sábado no apareció, así que por la mañana habían salido caminando por la ruta, pasaron 8º ó 10 coches en todo el día pero ninguno paró (nosotros lo recogimos a las 18:30h), necesitaba volver a por provisiones y agua para la semana. Gana unos 30 pesos al día por 8 horas empaquetando y cargando sal a los camiones que van hasta Paraguay. Silvia Paredes tendrá la misma edad; nosotros los blancos, dice, somos mal vistos por ellos, ellos que hablan de discriminación pero no son capaces de integrarse, que se marginan, que viven para la coca, que no trabajan sin ella. Silvia es de Salta, se siente tan orgullosa….pero trabaja como maestra en un pueblo hasta el que demora varias horas de ruta y mas de 20 pesos de ómnibus, por eso “hace dedo”, aunque reconoce estar mayor para estos vientos que azotan con rigor (lo que ahorro por un lado por otro lo gasto en la farmacia, dice). Ella se ve vencedora, satisfecha con su vida y con sus hijos, después de haberlos llevado a vivir al fin del mundo, aun asentamiento de indios Wichis, lo mas al norte del país que se pueda imaginar; acababa de quedar viuda y los niños tenían 1, 2 y 4 años. Estuvieron allí 11 años. Ahora van a la universidad en Córdoba.
Con estas gentes y la belleza indomable de este descomunal país es con lo que me quiero quedar, y seguramente al final la parte buena es lo que nos quedará en el recuerdo.
Ahora estamos en Tafí del Valle, un extraordinario paraje que a buen seguro nos va a hacer olvidar los malos ratos pasados estos últimos días.

1 comentario:

Pilar dijo...

Antes de nada... vale soy una tirana, pero tela marinera como lo he opasado éstos días sin tener noticias vuestras.
Lindo lo que has escrito, hasta he derramado unas lagrimitas (aunque esto último creo que ha sido más por el hecho de tener noticias vuestras que por lo leído), al final vuestro viaje va a conseguir lo que no han coseguido esas ya lejanas noches de farra que viví, acarrearme una úlcera o hernia estomacal, que si, que soy muy tremenda, que la frase que Javier me largó antes de irse es como un poco reveladora "tita creo que te vas a tener que buscar otro niño, porque si tengo que contarte todo lo del viaje a América..." le faltó decir "So pesá" pero como también decía el amago de suegro que tuve "si una rama no se doma cuando está verde luego no hay quien la enderece" quiero decir que soy así desde... (ni me alcanza la memoria) y que ya no tengo remedio, sólo pido saber que país pisan, nada más, lo siento pero OS QUIERO UNA HARTÁ aunque no lo puedan soportar.
BESOS.