Este proyecto nunca fue un objetivo para mi, pero cuando uní mi vida 
alpinística a mi queridísimo amigo riojano Juan Llopis, que ya llevaba bastantes años inmerso en el proyecto, paso a ser un sueño compartido que yo nunca pensé que podría hacer realidad. Por aquel entonces yo me embarcaba en la ilusión de intentar mi primer ochomil y él con mucha más experiencia que yo me guió por el buen camino y me emborracho de su pasión por la montaña y de su ilusión por las siete cumbres. Hoy siete años después juntos lo hemos conseguido y se lo dedico desde lo más profundo de mi corazón. Él sabe que todos los esfuerzos y sacrificios han merecido la pena, y cada vez que he ido solo a una cumbre le he sentido a mi lado .Esto es lo realmente positivo que saco de esta última experiencia, qu
e nunca pensé que podría ser tan dura para mi. No por la montaña en sí, si no por todo lo que la ha rodeado.Resumiendo, 15 días de espera alerta cada 3 horas para poder volar a Patriot Hills (base chilena a unos 8 grados del polo sur en medio de la antártica). Tres días más de espera en Patriot para poder volar en avioneta al campo base. De ahí me juntan con un grupo de dos coreanos, un japonés y otros dos españoles junto con tres guías, un americano un inglés y una chilena. De la "mano" vamos al campo 1, luego un día de aclimatación para hacer el Monte Jaca pero que lástima no puede ser. De ahí al campo 2 más otro día de aclimatación para ascender al Monte Shin, pero que lástima no va poder ser. Harto de negativas y ante la previsión de mal tiempo, espero a que todo el mundo se acueste y le comento a mi compañero que me voy solo a la cumbre (1200m de desnivel técnicamente fáciles). A las 12 de la noche pero de día y con menos 40 grados llego a la cumbre en tres horas y estoy de regreso antes de la hora prevista que tenían ellos para salir, que eran las 6 de la mañana. Ellos se van a cumbre y yo me bajo directamente al campo base puesto que se que hay una posibilidad de que venga un vuelo. No fue así y me tocaron otros 5 días de espera y el resto del grupo atascados en la montaña por el mal tiempo. Al sexto día viene el buen tiempo y nos comunican que aunque se puede volar prefieren volar al polo sur que venir a recogernos. En el campo base se monta un pequeño motín puesto que 
además hay un compañero que baja con congelaciones en la cara y una parálisis facial y es conveniente evacuarlo. Casi llegan a las manos. Como las avionetas ya han partido hasta la noche no hay nada que hacer.Yo me vuelvo a tomar la justicia por mi mano y decido que me voy solo a hacer aquello que en un principio quería hacer y que me habían dicho que no. Cojo los esquís y me voy a la ruta directa a cumbre, el ICE CREAM, que es una cascada glaciar que baja directa desde la pirámide somital con hielo entre 50 y 70 grados muy bueno, y con unos 2600m de desnivel desde el campo base. Dejo los esquís a la entrada de la cascada y me tiro para arriba. Segunda cumbre y vuelta por la ruta normal en 10 horas (prob
áblemente el mejor registro de esta montaña, aunque no lo he podido confirmar, pues a la vuelta he pasado a ser el apestado del grupo y la única información recibida por parte de la agencia ha sido para comunicarme que iban a tomar acciones legales por incumplimiento de contrato). Esa noche ante la presión nos sacan de allí. No sabía por que razón parecía que había bastante empeño en sacarnos de Patriot a Punta Arenas lo antes posible, y hoy ya lo sé después de otros 3 días de espera en el vuelo que viene está su "escelencia el principe alberto de mónaco
". No os podéis imaginar la feria que se ha montado, pero bueno si gracias a él he salido antes del infierno me alegro. Por cierto también volaba Ramón Larramendi.
Ya en Punta Arenas no estaba todo hecho, pues en un principio no podía cambiar el vuelo hasta el 22, suerte que mi buena amiga estrella lleva trabajando duro y me ha conseguido un billete recorriendo medio mundo (56 horas de vuelos), pero llegando a mi casa para el domingo 11 de enero, que ya no aguantaba más.
alpinística a mi queridísimo amigo riojano Juan Llopis, que ya llevaba bastantes años inmerso en el proyecto, paso a ser un sueño compartido que yo nunca pensé que podría hacer realidad. Por aquel entonces yo me embarcaba en la ilusión de intentar mi primer ochomil y él con mucha más experiencia que yo me guió por el buen camino y me emborracho de su pasión por la montaña y de su ilusión por las siete cumbres. Hoy siete años después juntos lo hemos conseguido y se lo dedico desde lo más profundo de mi corazón. Él sabe que todos los esfuerzos y sacrificios han merecido la pena, y cada vez que he ido solo a una cumbre le he sentido a mi lado .Esto es lo realmente positivo que saco de esta última experiencia, qu
e nunca pensé que podría ser tan dura para mi. No por la montaña en sí, si no por todo lo que la ha rodeado.Resumiendo, 15 días de espera alerta cada 3 horas para poder volar a Patriot Hills (base chilena a unos 8 grados del polo sur en medio de la antártica). Tres días más de espera en Patriot para poder volar en avioneta al campo base. De ahí me juntan con un grupo de dos coreanos, un japonés y otros dos españoles junto con tres guías, un americano un inglés y una chilena. De la "mano" vamos al campo 1, luego un día de aclimatación para hacer el Monte Jaca pero que lástima no puede ser. De ahí al campo 2 más otro día de aclimatación para ascender al Monte Shin, pero que lástima no va poder ser. Harto de negativas y ante la previsión de mal tiempo, espero a que todo el mundo se acueste y le comento a mi compañero que me voy solo a la cumbre (1200m de desnivel técnicamente fáciles). A las 12 de la noche pero de día y con menos 40 grados llego a la cumbre en tres horas y estoy de regreso antes de la hora prevista que tenían ellos para salir, que eran las 6 de la mañana. Ellos se van a cumbre y yo me bajo directamente al campo base puesto que se que hay una posibilidad de que venga un vuelo. No fue así y me tocaron otros 5 días de espera y el resto del grupo atascados en la montaña por el mal tiempo. Al sexto día viene el buen tiempo y nos comunican que aunque se puede volar prefieren volar al polo sur que venir a recogernos. En el campo base se monta un pequeño motín puesto que 
además hay un compañero que baja con congelaciones en la cara y una parálisis facial y es conveniente evacuarlo. Casi llegan a las manos. Como las avionetas ya han partido hasta la noche no hay nada que hacer.Yo me vuelvo a tomar la justicia por mi mano y decido que me voy solo a hacer aquello que en un principio quería hacer y que me habían dicho que no. Cojo los esquís y me voy a la ruta directa a cumbre, el ICE CREAM, que es una cascada glaciar que baja directa desde la pirámide somital con hielo entre 50 y 70 grados muy bueno, y con unos 2600m de desnivel desde el campo base. Dejo los esquís a la entrada de la cascada y me tiro para arriba. Segunda cumbre y vuelta por la ruta normal en 10 horas (prob
áblemente el mejor registro de esta montaña, aunque no lo he podido confirmar, pues a la vuelta he pasado a ser el apestado del grupo y la única información recibida por parte de la agencia ha sido para comunicarme que iban a tomar acciones legales por incumplimiento de contrato). Esa noche ante la presión nos sacan de allí. No sabía por que razón parecía que había bastante empeño en sacarnos de Patriot a Punta Arenas lo antes posible, y hoy ya lo sé después de otros 3 días de espera en el vuelo que viene está su "escelencia el principe alberto de mónaco
". No os podéis imaginar la feria que se ha montado, pero bueno si gracias a él he salido antes del infierno me alegro. Por cierto también volaba Ramón Larramendi.Ya en Punta Arenas no estaba todo hecho, pues en un principio no podía cambiar el vuelo hasta el 22, suerte que mi buena amiga estrella lleva trabajando duro y me ha conseguido un billete recorriendo medio mundo (56 horas de vuelos), pero llegando a mi casa para el domingo 11 de enero, que ya no aguantaba más.
